Resuelto el vuelo de las cornisas y el zócalo de mármol, ya se comienza a plantear el primer cuerpo del retablo, los paramentos que quedaban detrás de la columna salomónica, cuyo eje ( en el dibujo superior, trazado por una línea roja) se ve considerablemente desplazado del muro debido al susodicho vuelo de las cornisas que soporta. El dibujo de los cuarterones, que deberían ir centrados por ese eje de la columna según normas de armonía y arquitectura, quedarían asimétricos, pues hay más distancia desde dicho eje al muro del presbiterio que desde el mismo hasta la embocadura del camarín. Por eso decido seguir centrando el dibujo de los cuarterones en torno a ese eje y solucionar el resto con una guirnalda de flores y frutas, que marcan también una vertical, y que se contempla a la izquierda del dibujo. La ornamentación procura seguir las formas barrocas, pero dentro de un aire clásico, al encontrarse toda ella recercada en sus correspondientes moldurajes, con lo cual se le da un respiro a la vista entre la talla, creando un ritmo labrado-liso, poniendo ésto último, el liso, en valor por contraste la superficie labrada.
Esta fotografía corresponde a esa misma zona dibujada, ya terminada. Se aprecian los cuarterones delimitados por molduras cuyo dibujo está centrado por el eje de la columna salomónica, como he referido anteriormente, y la guirnalda vertical de flores y frutas que salva la asimetría que se genera al desplazarse la columna por el vuelo de las cornisas.
Es a principios de dicho año 2007 cuando comienzan las labores de talla a cargo de Pedro Manuel Benítez, precisamente la talla que algergan estas molduras, estos cuarterones que venimos comentando, que son también las primeras en dorarse, mientras el carpintero terminaba las labores de las molduras y paramentos. También se tallan los paneles de las pilastras traseras, o fondos, de las columnas menores, las estriadas, a continuación.
En esta fase de carpintería y desarrollo del primer cuerpo, entra también el estudio del arco de embocadura del camarín, su traza, y el falseamiento de las cornisas menores, es decir, las que soportan la columna estriada de embocadura al camarín y que corren por detrás de la columna salomónica.
En cuanto a las cornisas, llego al mismo planteamiento de las mayores; el falseamiento óptico, es decir, que en algunos tramos éstas tienen un vuelo o proyección hacia fuera y en otros tramos tienen otro. En el que tienen más, el necesario para que resulte armoniosa y valiente una cornisa, es en el inglete de la propia columna y pilastra, donde no hay ningún otro elemento que estorbe a dicho vuelo. Pero en el tramo recto del paramento, el que discurre por detrás de la columna salomónica, se encontraba con los bombos y las panzas de ésta, con lo que resultaba imposible que tuviera el mismo vuelo, reduciéndose en todos sus parámetros, tal y como se muestra en el dibujo superior; a la izquierda el vuelo justo arriba de la columna, y a la derecha, el vuelo del tramo de cornisa que corre por detrás de la columna salomónica.
El arco de embocadura viene marcado por el vano que en el muro frontal del presbiterio había abierto el arquitecto Jacinto Pérez Elliot, y que yo me encontré ya definido en medidas, y realizado en obras y puertas innífugas, facilitándome un esquema con las medidas, que es la imagen que se observa arriba. Era un vano adintelado al que había que sacar el máximo "aire" o espacio posible en el cual respiraría la imagen del Cristo sin verse cercado por parte alguna del retablo. Por eso, y teniendo en cuenta las cotas ya establecidas también del zócalo de mármol, que debía tener la misma medida que en el resto de la Capilla y presbiterio según ya expusimos, dio por resultado un arco escarzano, rebajado, que apuraba al límite el vano adintelado del muro para darle la mayor amplitud y apertura visual a dicho espacio. Su dibujo y corte fue ampliamente estudiado para que no resultara demasiado chato o aplanado, sin que por ello tuviera que reducir las columnas menores y restar armonía y proporción arquitectónica al conjunto.
En cuanto a su estructura decorativa, tengo en cuenta para ello la pilastra de la columna pequeña, de la que surje como continuación a la misma, algo que se puede contemplar en el ángulo inferior izquierdo del dibujo que se muestra un poco más abajo. Está formado por dos perfiles planos y peraltados que flanquean a un pequeño bombo estriado cubierto de tramo en tramo por hojas. En la clave del arco, éste se ingletea dando lugar a una pequeña repisa, que a su vez simula sostener otro pequeño florón, y sobre el que se apoyará toda la cartela del ático que alberga al Padre eterno. Esa clave del arco se convierte, por lo tanto, en un elemento estructural, en un apoyo arquitectónico que le dará lógica y estructurará el ático.
Queda concluída de esta manera toda la planimetría y diseño definitivo del primer cuerpo del retablo, en los primeros meses de 2007.