Responsables de la Hermandad de la Virgen de los Dolores y el Stmo. Cristo de la Clemencia, de Córdoba se ponen en contacto conmigo en el mes de Noviembre con objeto de la elaboración del diseño de un retablo de azulejos destinado a la parte alta, adintelada, de su recién construída Casa Hermandad, desde donde harán de aquí en adelante su Salida Procesional los Titulares, al ser demasiado pequeña la puerta de la Iglesia de San Jacinto donde se encuentran al culto.
El deseo de los responsables es que dicho retablo de azulejos fuera acorde con el carácter de la Hermandad y el entorno de dicha Casa Hermandad, nada más y nada menos que la Plaza del Cristo de los Faroles, intentando lograr una cerámica que se integrara perfectamente en la zona (aunque no da directamente a la vía pública) y sin entrar en barroquismos exagerados ni decadentes, sino en una estética acorde y que pareciese antigua o al menos que diese la primera impresión de tal. Así, habría que estudiar también el colorido de la cerámica, sus tonos, el fondo, y la manera de representar a la imagen.
Dado que el espacio a ocupar por el retablo, tal y como se ve en la fotografía, es de un formato muy apaisado, muy rectangular, decido crear el retablo central como referente o eje, y otros dos pequeños laterales que compartimentaran el espacio y le diesen más ritmo a esa parte alta de la edificación;
Flanquearían a la Imagen Titular otros dos pequeños retablos con las representaciones del Corazón traspasado por los siete puñales y el escudo de la orden Servita, ya que esta Hermandad nace como tal y se mantiene como Hermandad Servita. Los colores también se van anotando, buscando e inspirándome en la cerámica de los años veinte-treinta (Montalbán, Alfonso Chaves, Orce), más que en la que se realiza a partir de los años cincuenta en adelante, con los colores más saturados y fotográficos de Kiernam y Morilla;
La estructura del diseño del retablo central, el que alberga la representación de la Virgen de los Dolores, tiene una estructura clásica, casi neoclásica, conformada por un enmarcamiento cuadrangular que alberga a su vez otro, donde se inscribe una hornacina con forma de venera y pequeño entablamento y paramentos compartimentados. Sobre una peana también de estética neoclásica, con guirnaldas, del mismo tono que la hornacina, se sitúa la imagen, vestida con uno de sus ternos más clásicos y emblemáticos; el del Obispo Alburquerque, que contiene atributos de la Pasión en el manto y el Cordero sobre el libro de los siete sellos en la saya.
En la parte alta del enmarcamiento, se sitúa el escudo de Córdoba, ya que el pueblo y la ciudad de Córdoba son Hermanos Mayores Honorarios de esta Corporación. De dicho escudo, caen dos guirnaldas de laurel ceñidas por cintas negras, salpicadas por Rosas de Pasión, cada elemento parlante de su propio simbolismo, así como la composición, cayendo del escudo de la ciudad.
Para los retablos pequeños laterales, empleo la misma composición; un enmarcamiento similar pero simplificado, albergando el corazón coronado con los siete puñales y el escudo de la Orden Servita;
El ceramista encargado de su ejecución ha sido Angel Lora, y su colocación y bendición tendrá lugar en un corto período de tiempo.